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Nuestro Agony Aunt está aquí para ayudarte a solucionar tus problemas tácticos y de gestión. Una vez, su equipo ganó un partido con una posesión del 92%, y en la temporada 1998/99 inventó el rol de delantero de presión... o eso dice él.
Ah, sí, el número 10, el as en la manga. Un jugador complicado tanto en el terreno de juego como en el vestuario. Hay que gestionar con cuidado a estos tipos creativos; debes construir el equipo a su alrededor y hacer de ellos el jugador principal. Ya seas un mánager táctico o un mánager de chándal, tienes que ser su apoyo, un hombro sobre el que llorar... Menos mal que es fácil hacer las dos cosas al mismo tiempo.
Un centrocampista ofensivo necesita una buena técnica y mejores atributos mentales. Su visión, sacrificio, colocación, desmarque y toma de decisiones deben ser de primera.
No obstante, no todos los número 10 tienen que ser el organizador creativo. La clave para involucrarlo más podría ser que entrase al área para marcar los goles en persona.
Los número 10 son los jugadores que mejor responden a las instrucciones individuales. Apártalo y dale algunos consejos; eso es lo que separa a los aspirantes de los genios. Tiene que jugar según los puntos fuertes del equipo, generar peligro con su movimiento y avanzar con el balón cuando sea posible. No temas probar nuevos roles, aunque no sepas qué significan.
Un trequartista (tre-quar-tista) siempre busca el ataque, se revuelve constantemente para colarse en huecos que los defensas contrarios ni siquiera sabían que existían. No temen asumir riesgos, como cuando me tomé un año sabático para invertir en el mercado de valores y gané dos millones de dólares en seis meses.
Pon a un trequartista en un 4-2-3-1 tras un jugador de banda imaginativo y un hombre objetivo competente para garantizar que tu centrocampista tenga jugadores a los que pasar el balón. Complementa al 10 con un delantero interior en una banda para que confundan a los defensas con su movimiento a los medios espacios.
Si cuatro defensas no es tu estilo, el número 10 también puede tener un gran impacto en un 3-5-2. Situado entre dos delanteros, el centrocampista avanzado tiene objetivos delante de él y carrileros a cada lado.
La clave de la gestión está en la adaptación, en entrenar los puntos fuertes de los jugadores y del equipo para después aprovecharlos. Es un proceso de ensayo y error... o, en mi caso, de ensayo y acierto.
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